Por un Jumento robado de peleaban
dos Ladrones. Mientras llovían puñetazos,
llega un tercer Ladrón y se lleva el Borriquillo.
El Jumento suele ser alguna mísera provincia;
los Ladrones, éste o el otro Príncipe,
como el de Transilvania, el de Hungría o el
Otomano. En lugar de dos, se me han ocurrido
tres: bastantes son ya. Para ninguno de
ellos es la provincia conquistada: viene un
cuarto, que los deja a todos iguales, llevándose
el Borriquillo.