Un día cierto Gallo, escarbando el suelo,
encontró una perla, y se la dio al primer lapidario
que halló a mano. “Fina me parece, le
dijo, al dársela; pero para mí vale más cualquier
grano de mijo o avena.”
Un ignorantón heredó un manuscrito, y lo
llevó en el acto a la librería vecina. “Paréceme
cosa de mérito, le dijo al librero; pero,
para mí, vale más cualquier florín o ducado.”